Lo primero quizás sería diferenciar qué es un vértigo y qué es un mareo. El vértigo es una sensación rotatoria o de giro, muchos pacientes los describen como “si les hubieran metido en una lavadora”. Esto conlleva una sensación de inestabilidad y de dificultad para hacer las actividades normales, además de presentar náuseas o vómitos.

Dentro de los vértigos, el más común es el vértigo posicional paroxístico benigno. Se causa por una alteración en nuestro oído interno que provoca que, cuando movemos la cabeza, se desencadene el vértigo debido a que unas partículas que tenemos dentro de los canales del oído (los otolitos) no se posicionan como deberían. Normalmente aparece con los cambios de posición bruscos de la cabeza aunque la aparición típica suele ser en la cama a primeras horas de la mañana al girarse. Los ataques son cortos, ya que solo duran unos segundos o unos minutos como máximo, pero desencadenan mucha sintomatología en el paciente. Para su tratamiento, lo primero es hacer una correcta evaluación mediante las maniobras de exploración y después se realizará una maniobra de recolocación de partículas para solucionar el problema.

El mareo, es una condición más habitual en clínica y que, a menudo, se confunde con la anterior. En este caso se define como la sensación de inestabilidad  (que podrías desmayarte o como cuando te baja la tensión). Aunque sus causas pueden ser múltiples, los mareos que más frecuentemente tratamos desde la fisioterapia son los mareos cervicogénicos, que, como su propio nombre indica, se originan en el cuello. ¿Qué hacemos para solucionarlos?, buscar la causa siempre es lo primero. Conocer qué estructura del cuello es la causante y poder solucionar la afección: solemos hacerlo con terapia manual, terapia miofascial y masoterapia, para después enseñarte ejercicios de control motor específicos de cuello para que puedas ser independiente y que no te vuelva a ocurrir.

Aun así, ¿no tienes claro lo que te ocurre? Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos.